Mientras el
mundo pone el ojo en su vecina Ucrania, donde el conflicto entre los pro rusos
y los pro europeos ha llegado a niveles de alta tensión, el presidente bielorruso
Alexandr Lukashenko, aseguró que reprimirá cualquier tipo de intento de
desestabilización contra su gobierno.
El aliado
ruso nostálgico de la URSS y constructor de un sistema político parido del
viejo sistema soviético, antagónicamente a Yanukóvich, el aliado aburguesado de
Putin; aseguró que declarará como “enemigos del pueblo” y reprimirá con dureza a
los que “inciten al radicalismo y a las revueltas”.
Las
palabras del patriota eslavo a quien la prensa comercial y cajetilla le llama “el
último dictador de Europa”, concuerdan con declaraciones pasadas, cuando ante
la ofensiva de los nazis y los pro europeos en Kiev, remarcó que en Bielorrusia
“no iba a haber ningún Maidán”.
En línea
con la actitud tomada por el presidente sirio Bashar Al Assad, ente la presión
internacional que viven las ex repúblicas socialistas soviéticas europeas;
Lukashenko da claros signos de que su única posición frente a actos similares a
los ocurridos en Ucrania, será la resistencia.
El propio
Bashar Al Assad se refirió a la actitud del ex presidente ucraniano, para
aclarar que su voluntad es la resistencia y no el abandono. “Díganle a Putin
que yo no soy Yanukóvich, yo no voy a abandonar el poder”, fueron las palabras
expresadas por el líder sirio, a principio de mes.
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