Como consecuencia
del levantamiento anti-gubernamental en el sur de Libia, Níger extraditó al ex
alto funcionario de la inteligencia khadafista, Abdullah Mansour.
El antiguo
operario de los servicios de investigación y seguridad de la Yamahiriya fue entregado por las autoridades de
Niamey a la Fiscalía General de Libia, quien lo acusó de conspirar contra el
gobierno de Ali Zeidan.
Mansour fue
trasladado a Trípoli, donde luego de ser interrogado por agentes de seguridad
del “nuevo orden”, fue encarcelado en la prisión de Hadaba, conocida por
mantener hacinados a un importante número de viejos funcionarios y seguidores
del difunto líder, Muammar Khadafi.
El viernes el
gobierno libio dio a conocer las acusaciones contra Mansour entre las cuales
pesa: “la participación en actividades terroristas dirigidas a socavar la
seguridad y estabilidad de la nación” y “la colaboración con los elementos
armados que se rebelaron en el sur”.
Si bien las
nuevas autoridades libias dicen contar con pruebas fehacientes que involucran al
ex funcionario del régimen de Khadafi en delitos sediciosos, la Agencia Reuters
informa del conocimiento de una segunda fuente anónima que dijo que en realidad
no había prueba alguna para imputarle a Mansour la conspiración contra el
gobierno libio.
Desde la
caída de Khadafi, la extradición de Abdullah Mansour es la tercera de renombre
que logró impulsar el nuevo régimen impuesto por la OTAN, luego de las de
Abdellah Senussi entregado por Mauritania y Baghdadi al-Mahmoudi entregado por Túnez.
Níger es
uno de los países africanos que más asilo ha dado a viejos funcionarios y
seguidores del Coronel Khadafi, e incluso se negó a entregar a Trípoli a su
hijo Saadi requerido en varias ocasiones por las autoridades libias, por lo que
la entrega de Mansour podría significar un nuevo giro en la política diplomática
hacia Libia por parte del viejo aliado khadafista.
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